Una escena digna de una película fue la que se vivió entre las mesas de un restaurante céntrico de la ciudad. En pleno horario de almuerzo una de las comensales dejó de respirar y la habitual tranquilidad del lugar se rompió. Hubo pedidos de ayuda, brazos agitados y sillas arrastradas para hacer lugar. En cuestión de segundos un hombre se paró detrás de ella, practicó la maniobra de Heimlich, comprimió la zona abdominal un par de veces y logró un verdadero milagro.
Alberto Calistro es un histórico vecino al que muchos conocen por ser el único emprendedor que fabrica chicha con una tradicional receta familiar. Sin embargo esta vez no es su historia la que será contada. Ayer (30/5) decidió almorzar junto a su mujer en un restaurante. Ella venía con los cuidados propios de un postoperatorio así que, con suma tranquilidad, eligieron la comida y se dispusieron a compartir el momento. Pero de repente, su rostro cambió. Un trozo de comida obstruyó la vía respiratoria de su esposa.
“Mi señora tuvo un atragantamiento con lo que estábamos almorzando”, contó a Bariloche2000. A pesar de estar al tanto de las medidas a tomar, en el momento, preso del temor y la angustia, no supo qué hacer. Afortunadamente otro cliente intervino de inmediato.
“Este señor no dudó un segundo en dejar su comida y venir a auxiliar”, destacó al referirse a Juan Pablo Ferrari, actual secretario de Desarrollo Humano municipal. “Estoy realmente muy agradecido”, confió Alberto acerca de un accionar que quiso destacar porque, según dijo, el funcionario actuó “con un profesionalismo que no parecía político”.
Alberto, quien temprano contó lo ocurrido a través de un mensaje a Radio Seis (audio), llevó tranquilidad a sus allegados al mencionar que su esposa está en buen estado de salud. “Nunca le voy a terminar de agradecer a Ferrari por su buena voluntad”, concluyó.
El otro protagonista de lo ocurrido también aportó su mirada. Ferrari explicó que estaba a punto de almorzar junto a uno de sus hijos. De pronto vio lo que le ocurría a la mujer, que el resto de los clientes se habían parado de sus sillas y actuó sin más. Aplicó la maniobra que había aprendido años atrás, escuchó que la esposa de Alberto volvía a respirar y volvió a su mesa, conmovido por lo que había ocurrido.
Pero esta no fue la primera vez que el funcionario intervino en un caso de este tipo. En contacto telefónico con este medio recordó que hace 25 años, aproximadamente, se encontraba trabajando en un corralón de materiales en Buenos Aires y un cliente se desplomó. El hombre no respiraba y aplicó lo aprendido en un curso de emergencias para retenerlo con vida hasta la llegada de una ambulancia que completó el procedimiento.
Una tragedia
Rápidamente el caso hizo recordar el lamentable suceso ocurrido en una parrilla de la zona de los kilómetros. En 2019 un turista brasileño murió atragantado con un trozo de pollo.
Aquella vez la víctima se encontraba cenando junto a su esposa y un grupo de cinco amigos, quienes lo vieron manifestar signos de asfixia. A pesar de que intentaron ayudarlo, no pudieron salvarlo, y murió por un paro cardiorespiratorio.
(Bariloche 2000)
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